La oposición alimenta el deseo, el hambre de victoria, nos vuelve sedientos de gloria. A todos nos gusta ganar, y cuando hay oposición hay competencia. Si nadie se opone a lo que deseamos el deseo desaparece. La oposición lejos de debilitarnos nos fortalece en nuestra determinación. La oposición debilita al débil y fortalece al fuerte. Para que haya un ganador tiene que haber competidores.

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